¿Cómo no tocarte la cara?! — _— Diseño Comportamental y Coronavirus

Nacho Parietti
4 min readMar 19, 2020

A esta altura, con la pandemia declarada y casos creciendo exponencialmente, ya todos sabemos que el coronavirus (COVID-19) se combate con comportamiento.

Todos tenemos clara la información de prevención:

  • Lavarnos las manos regularmente
  • Quedarnos en casa si es posible o si tenemos síntomas
  • Toser en el codo o en un pañuelo
  • No tocarnos la cara

Sin embargo es probable que te hayas tocado la cara desde que empezaste a leer, y que cuando toses te lleves la mano a la boca y hayas saludado con un beso o con un apretón de mano a alguien sin darte cuenta. Es que los hábitos son difíciles de romper!

Mi trabajo es diseñar productos y servicios que crean (o rompen) hábitos por lo que pongo mi granito de arena para ayudar. Primero y, antes que nada, la mejor forma de ayudar es #yomequedoencasa evitando los contactos innecesarios. Esto es fundamental para “aplanar la curva” y evitar la saturación del sistema de salud (Articulo súper claro. Link). Pero, para cuando tenemos que salir e interactuar con otros, quiero ayudarlos a incorporar, o evitar, los comportamientos que evitan el contagio.

Uno de los hábitos más importantes es no tocarnos la cara ya que previene que el virus entre en nuestro organismo.

Por eso, cuando salgo de casa, estoy usando una cinta de color en mis dedos índice.

Si la cinta toca mi cara, toca aplicar alcohol en gel y cambiar las cintas.

Un poco de teoría…

(si quieren se la saltan)

Existe un modelo que propone que para comportamiento suceda, se necesita que tres componentes estén presentes, debes querer hacerlo (Motivación), poder hacerlo (Habilidad), y un desencadenante que nos haga considerar el comportamiento (Desencadenador). Cuando el comportamiento es consciente, estos elementos son muy fáciles de identificar:

Por ejemplo (no exhaustivo) Comprar torta fritas

Sin embargo, los comportamientos que evitan contagios son en su mayoría hábitos: por repetición nuestro cerebro ya aprendió la relación entre el desencadenador y la acción a ejecutar y reacciona de forma automática, sin considerar si queremos hacerlo. En su libro “thinking fast and slow” el premio nobel Daniel Kahneman define a estas dos formas de operar como Sistema 1 (automático) y Sistema 2 (consciente). El sistema 1 nos permite vivir sin ser conscientes de cada una de nuestras acciones, y dedicar nuestra energía a las tareas no triviales, pero a veces nos juega en contra.

Por que la cintas?

Estoy motivado, quiero no tocarme la cara, pero sigo haciéndolo! Es que la motivación es justo, lo que se salta el sistema 1. Los dos elementos que sí podemos modificar son la habilidad, (hacer más difícil tocarnos la cara) y los disparadores. Una forma súper efectiva de cambiar mi habilidad, sería ponerme una máscara de plástico o atarme las manos, haciendo imposible el acto, pero me resulta poco práctico.

Las cintas en los índices nos hacen un poco más difícil casi todo, rascarnos la nariz, frotarse los ojos y ese esfuerzo extra puede hacernos salir del modo “hábito” y convertirlo en consciente.

Las cintas también actúan como forma de modificar mis desencadenadores, la presión constante de las cintas en los dedos y la incomodidad que generan me recuerdan que debo de cuidar mis acciones. Tener los dedos vendados además altera los desencadenadores de los hábitos: mi cerebro sabe que en condiciones normales, si me pica un ojo, me lo froto. Sin embargo las cintas alteran las condiciones normales, ahora debo de encontrar una forma para que las cintas no me dañen los ojos y por lo tanto pasa a ser tarea del sistema 2 (consciente).

Por qué cambiar las cintas si nos equivocamos?

Esto no tiene nada que ver con la higiene, (seguramente haya objeciones sanitarias a un plástico en mis manos). La idea de lavar mis manos y reponer mis cintas cuando me equivoco es una forma de castigo, y ¿qué mejor castigo que la cosa que mi cerebro evita más? Trabajar!

Zonas seguras

La fatiga de desencadenadores existe. Cuando una alarma suena constantemente deja de ser un desencadenador y pasa a ser ruido que filtramos, por lo que pierde su efectividad. Por eso sólo uso las cintas cuando estoy fuera de casa. Como plus, cuando llego a casa me quedan los dedos pegoteados, así que tengo que lavarme bien las manos!

Como escarapela

Ojalá, varios lean este artículo, y mis cintas cumplan una nueva función, que hasta el momento no cumplen, contarle a todos que estoy tratando de ser responsable con el covid-19 y que quiero que me avisen si me ven tocando la cara (y certifiquen que hago el cambio de vendas!)

Esto funciona?

Ni idea, la verdad es que no he tenido tiempo de probarlo lo suficiente para saber si me es útil para mi, mucho menos si les servirá a ustedes (¿Los que prueben me lo cuentan?). Pero cuesta poco hacerlo y si alguno de ustedes me ve haciendo las compras con cintas en las manos sabrá que me estoy cuidando.

Quizás me sorprenda al encontrarlos a ustedes con cintas en los dedos. Me cuentan cómo les fue?

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Nacho Parietti

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